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" [...] Este juego de circo ecuestre era toda la política española, y mientras le contemplábamos embobados, la humanidad completaba su evolucion colonial y marítima, sin que nosotros tuviéramos de ello la menor noticia. […] Varios ilusos, entre los que me cabe el honor de contarme, creímos posible la creacion de una corriente de opinion hacia ese orden de problemas: organizamos conferencias; convocamos mitins; celebramos dos Congresos; publicamos artículos, folletos, libros.... ¡Tiempo perdido! Solo hallamos algun calor en Cánovas del Castillo, á quien se le alcanzaba muy bien la necesidad de sacar á la nacion de su letargo, pero que reputaba imposible la empresa. A la cooperacion que nos prestó se debe lo que hemos venido á poseer en el Muni y el Sahara. No se hizo mas porque nos faltó por completo el apoyo del pais. En cambio alzóse entre colérico y terrible contra Alemania, cuando la cuestion de las Carolinas. […] Estuvo a punto de anticiparse 12 años la tremenda tempestad en que habian de naufragar nuestras arrogancias.
En vez de tenernos por advertidos y corregirnos de ellas, las aumentamos. ¡Habíamos hecho retroceder á Bismarck! Dos años despues Castelar, el mas peligroso y dañino de cuantos románticos ha habido en España, decia en el Congreso: “Podemos estar seguros de que nadie atentará contra nuestra intangible seguridad” Y se puso á predicar la doctrina del presupuesto de la paz, que Sagasta se apresuró á prohijar -D. Práxedes se dedicó toda su vida á recoger doctrinas usadas- en aquel su discurso de Oviedo en que formuló el programa que le trajo al poder el año 92 y cuyo artículo principal era la rebaja de 100 millones de pesetas en el presupuesto. ¡Ofrecimiento singular en el estadista que en septiembre del 86 opinaba por la guerra á Alemania!
La prensa la ayudaba y tras la prensa la opinion pública; ambas á ciegas, dando tumbos, tropezando lamentablemente con los obstáculos que les salian al paso. Poco antes prensa y opinion habian padecido juntos un formidable ataque de exaltacion patriótica: “Peral acaba de resolver el problema de la navegacion submarina, el dominio del mar iba á ser nuestro; la pobre Inglaterra tendría que retirarse del Estrecho, debia recompensarse al inventor sublime con el ducado de Gibraltar.” Ahora caían con sus ídolos -Castelar y Sagasta- en la manía pacífica: orden, juicio, economías, etc., etc.
Duró poco la depresion. A los pocos meses el insignificante suceso de Melilla suscitaba otro ataque de furia vesánica. En vez del presupuesto de la paz queríase la guerra al moro y para la guerra al moro barcos, cañones, fusiles y soldados en abundancia. El pobre Sagasta, y su aun mas pobre ministro de la Guerra, no sabian qué hacerse. La cuestion, inflada por los periódicos, tomaba carácter internacional, al propio tiempo que descubria nuestra absoluta impotencia militar. El Sultan, que conocia ésta, y al que por eso no inspirábamos respeto alguno, negóse á escuchar las reclamaciones de Martínez Campos. La guerra cernióse otra vez sobre nuestras cabezas, y con la guerra la catástrofe que con empeño suicida parecíamos buscar. Un telegrama expedido de París cuando todo parecia perdido, obligó á Muley Hasan á ceder y nos salvó. No mucho después el señor Sagasta leia en el Congreso un despacho de Cuba en el que se daba cuenta de haberse presentado en Baire dos partidas de bandoleros el domingo de Carnaval. ¿Qué era aquello? ¿Una broma propia del dia? ¿No se sabia á punto fijo. Lo único positivo era que la cosa carecia de importancia. El pueblo cubano nos amaba y no queria la guerra. Así lo afirmaba el gobierno y habia que creerle.”
Aquest article (ortografia inclosa) és de l'intel·lectual Gonzalo de Reparaz, un personatge punyent que de tant estimar Espanya, la va acabar aborrint. Perquè segons li semblava, Espanya no volia avançar cap a l'excel·lència. Xavier Anta Ugarte, (clickeu per veure més) doctorand d'història i estudiós de Reparaz considera que "les paraules d'aquest home són avui dia tan actuals com fa 100 anys". De vegades hi ha mals que duren molt més d'un segle.
Roman Aixendri Cugat va néixer molt jove, a l'edat de zero anys. A mesura que s'anava fent gran s'anava preguntant cada vegada més coses, fins que un dia es va trobar dins de la facultat de filosofia, i després a la de comunicació audiovisual cosa que li provocà més dubtes. Quan no dubta se posa a escriure i viceversa.